La autoestima es la valoración y percepción que una persona tiene de sí misma. Es una evaluación subjetiva de su propio valor, competencia y autoconcepto. En otras palabras, la autoestima se refiere a cómo una persona se ve a sí misma y qué tan valiosa se considera en términos de sus habilidades, características personales y autoimagen.
Una autoestima saludable implica tener una visión positiva de uno mismo y sentirse seguro y valioso como individuo. Las personas con una autoestima sólida tienden a:
- Aceptar y valorar sus propias habilidades y logros: Tienen confianza en lo que pueden hacer y reconocen sus éxitos.
- Aceptar y valorar su propia identidad: Se sienten cómodas con quiénes son y no sienten la necesidad de ocultar su verdadera personalidad.
- Tener una actitud realista hacia los errores y las debilidades: Aceptan que nadie es perfecto y ven los errores como oportunidades de aprendizaje en lugar de razones para sentirse inadecuados.
- Establecer límites y mantener relaciones saludables: Tienen la confianza para establecer límites apropiados en las relaciones y buscar relaciones interpersonales saludables.
- Lidiar con el estrés y la presión de manera eficaz: Tienen la capacidad de afrontar desafíos y situaciones estresantes sin que su autoestima se vea gravemente afectada.
Por otro lado, las personas con baja autoestima tienden a tener una visión negativa de sí mismas y a menudo luchan con la falta de confianza y autovaloración. Esto puede llevar a problemas emocionales y de comportamiento, así como a dificultades en las relaciones y en el logro de objetivos personales.
La autoestima se desarrolla a lo largo de la vida y puede ser influenciada por factores como las experiencias de la infancia, las relaciones familiares, la cultura, el entorno social y las experiencias personales.
La inseguridad se refiere a la sensación de falta de confianza, incertidumbre o duda en uno mismo o en una situación. Puede manifestarse de diversas maneras y en diferentes áreas de la vida
