IRA Y CONTROL DE IMPULSOS

IRA

La ira es una emoción humana normal y natural que todos experimentamos en ciertas situaciones. Es una respuesta emocional ante una percepción de amenaza, injusticia, frustración o enojo. La ira puede manifestarse en una variedad de formas, desde una leve irritación hasta una furia incontrolable, y puede variar en intensidad según la situación y la persona.

Aquí hay algunas características comunes de la ira:

  • Respuesta emocional: La ira suele ir acompañada de una serie de emociones negativas, como la frustración, la hostilidad, el resentimiento y la indignación.
  • Reacción física: La ira puede desencadenar una serie de respuestas fisiológicas, como un aumento en la frecuencia cardíaca, tensión muscular, sudoración, aumento de la presión arterial y otras manifestaciones físicas.
  • Expresión verbal y no verbal: Las personas pueden expresar su ira de diversas formas, ya sea a través de palabras agresivas, gestos, tono de voz elevado o incluso actos impulsivos.
  • Duración: La ira puede ser una emoción pasajera o persistir durante un período prolongado, dependiendo de la situación y de cómo se maneje.

La ira en sí misma no es necesariamente negativa; de hecho, puede ser una respuesta saludable ante situaciones injustas o amenazantes. Sin embargo, la forma en que se maneja la ira y se expresa puede tener un impacto significativo en las relaciones y en la salud mental y física.


CONTROL DE IMPULSOS

La falta de control de impulsos se refiere a la dificultad que algunas personas experimentan para resistir impulsos o deseos inmediatos.

Esto lleva a una tendencia a ejecutar acciones demasiado rápido, de forma inmediata, irreflexiva y/o irracional, soliendo haber una incapacidad para inhibir dichas acciones una vez que se han puesto en marcha. La persona presenta problemas en su capacidad de autocontrol, no siendo capaz de resistir una tentación, impulso o deseo.